Cuando estaba en en mi último año de secundaria escribí una obra de teatro para la clase de literatura. Mis compañeros fueron los encargados de la representación. La trama era bastante simple y repetida: durante una noche los personajes de un escritor cobraban vida y mantenían diálogos con él hasta que finalmente el último lo mataba. Los textos los iba escribiendo en mi cabeza mientras ensayábamos y en ningún momento se me ocurrió poner algo por escrito. En algún lugar había leído que ese era el estilo de Goddard. No sabía en ese entonces quién era Goddard, ni tampoco había visto alguna de sus películas, pero la idea, el concepto mismo parecía tan insolente y anti-establishment como mi práctica de bañarme una vez a la semana.

La última película que había visto de Hong Sang-soo fue Woman is the Future of Man hace ya varios años atrás. En ese entonces no sabía de su particular estilo de filmación, y no lo supe tampoco mientras veía Jal aljido mothamyeonseo (Like You Know It All), aunque no es muy difícil darse cuenta, de hecho el protagonista lo explica en una escena donde intercambia preguntas y respuestas con un grupo de estudiantes.

La historia sigue a un director de cine arte de cierta fama, Gu Kyeong-nam (Kim Tae-woo), quien es invitado a ser jurado en un festival de cine. Inmediatamente se siente atraído hacia la organizadora Gong Hyeon-hee (Eom Ji-won), una hermosa pero volátil mujer que pasa de la histeria a la alegría en un par de segundos. Las escenas se suceden unas a otras sin mayor conexión, presentando a una serie de personajes típicos de los festivales de cine. Al segundo día, Gu se encuentra con un antiguo amigo y es invitado a pasar la noche a su casa. Al día siguiente, Gu recibe una carta de su amigo pidiéndole no regresar nunca más, todo debido a un confuso incidente con su esposa.

Este es el fin de la primera parte de película. La acción siguiente ocurre dos semanas después y cuenta una historia de similares características. Gu otra vez se ve enfrentado a un triángulo amoroso, a excesos con la bebida y a explicar qué es lo que hace tan importante la forma que tiene de filmar. Las tomas son largas y el protagonista está en cada una de ellas. La espontaneidad de algunas escenas contrasta con lo rígidas que aparecen otras, pero en conjunto el director logra mostrar de manera natural y poco dramática los eventos que van ocurriendo en la vida de Gu.

Es precisamente esto lo que siempre me ha atraído de este director. Ver sus películas es como escuchar una historia cotidiana que te puede contar tu mujer o algún amigo al final del día, o mejor aún, puede ser una de esas historias que ves y escuchas en los vagones del metro cuando vuelves a casa.

La falta de guión y estructura tiene eso sí una carga negativa en el concepto final del film. A pesar de entregarnos momentos de alegría, reflexión e incomodidad, el film se queda corto a la hora de escoger cuáles son los cabos que permitirán al espectador armar la historia, y el mecano que sale de todo esto es como un auto con ruedas cuadradas, se va a mover, pero el viaje no será todo lo agradable que podría haber sido.

 

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