La historia de la Cocaína durante la dictadura, historia de la cocaína en Chile (parte II). Por Ricardo Chamorro

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Una de las definiciones asociadas a la Cocaína la califica de Egodroga, es decir, una sustancia que potencia los apetitos del yo. En ese sentido, los consumidores habituales comienzan a mostrar, de forma sutil, pero siempre creciente, signos de excentricidad e inmoralidad. El sujeto tiende a ser dominado por sus pasiones sin que nada le establezca límites. A esto se une otro factor: la capacidad de la sustancia para unir a los consumidores en comunidades que mantienen y aumentan el suministro de droga. Parece cosa de ciencia ficción: una “sustancia” se introduce en los terrícolas, transformándolos en monstruos y en vehículos de la expansión de la “sustancia” por el planeta. En ese sentido, la cocaína es también una droga-virus. Lo curioso de la metáfora es que parece hilar la historia de la cocaína durante la dictadura. Una historia con demasiados personajes. Esta nota no es más que un resumen apretado.

 

LA INTELIGENCIA NECESITA DINERO

En la primera parte de este artículo, se muestra como Chile se convierte en uno de los mayores vendedores de droga, en un mercado donde los otros competidores eran los cubanos. Luego del Golpe, la Junta expulsó del país a 19 traficantes para su juicio en USA. La mayor parte no tuvo condena. Se cree que los contactos y favores con el hampa cubana, dueña de Miami, salvaron a casi todos. Impedidos de ingresar a Chile, muchos se radicaron en Colombia, siendo los fundadores de los posteriores Carteles de Droga.

No se sabe exactamente cómo fue que la DINA entró al negocio del tráfico. La hipótesis más recurrida es que se contactó a parte de los 19 expulsados. El objetivo era financiar las operaciones, mas algunos kilos para consumo institucional. El dinero se requería con urgencia porque las tareas de la DINA no eran nada de baratas. Para muestra un botón: la casa de Michael Townley en Lo Curro costó US$ 25.000. Una pequeña fortuna en ese tiempo, cuyo origen no quedó registrado en ningún presupuesto estatal. Según Townley el comprador de esa propiedad fue Raúl Iturriaga Neumann, que ostentaba funciones en el Departamento Exterior de la DINA, con una importante injerencia en los asuntos económicos.

Iturriaga estuvo en la Escuela de las Américas, institución creada por USA, pero radicada en Panamá. En ese país asentaron sus negocios los asesores económicos de la DINA (los empresarios Alfredo Ovalle, Humberto Olavarría y el ex presidente panameño Guillermo Endara, ligado al narcotráfico). Iturriaga no fue el único alumno. El listado de ex alumnos contiene criminales que parecen sacados de una caricatura gringa. Hay dictadores, agentes secretos, ejecutores de masacres, vendedores de armas, terroristas y traficantes de drogas. No estoy emitiendo adjetivos: son los oficios que señalan las fuentes de la época. Extrañamente, Pinochet no figura como ex alumno. Sin entrar a los detalles de la doctrina de la “Escuela”, al menos hay dos puntos básicos: estábamos en guerra (fría) contra el marxismo (o lo que tuviera la menor pizca de ello) y no había que tener ninguna clase de escrúpulos en esa guerra. Todo era posible. Según varias fuentes, antes y después de esa época la CIA participaba del negocio de la cocaína. Por lo tanto, era natural incluirla como opción de financiamiento. Esta institución fue clave en la entrada de la DINA al tráfico.

Un agente DINA que de inmediato se nos viene a la mente por su vinculación al tráfico es Eugenio Berrios, bioquímico que militó desde joven en Patria y Libertad. Fue muy cercano a Arancibia Clavel, este ultimo implicado en varios bombazos en la década del 60, participando en la posterior muerte de Schneider. Por estos crímenes, antes del golpe, Arancibia huye a Argentina. Allí, cuando ya es agente DINA, participa en la muerte de Prat. Según Manuel Contreras, Berrios fabricaba cocaína negra, aunque no se sabe con claridad a quienes la vendía. Pero es muy probable que la cocaína de Berrios estuviera disponible para la DINA y también para Arancibia Clavel. Tanto Berrios como Arancibia Clavel murieron en extrañas circunstancias: Berrios de dos balazos en una playa solitaria de Uruguay, Arancibia de 34 puñaladas por la espalda en su casa de Buenos Aires, ejecutado por su pareja homosexual.

Otro de los involucrados en esta primera etapa fue el Coronel Mario Jhan Barrera, segundo al mando en la DINA, jefe del departamento exterior (es decir, jefe de Iturriaga Neumann) y que usaba la chapa de Luis Gutiérrez. Es con este seudónimo que lo acusa el traficante norteamericano de origen colombiano Ivan Baramdyka, en una célebre entrevista que da en Chile en marzo del 93. La acusación de Baramdyka tiene otros respaldos: el 02/09/1975 un oficial del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), Rafael González, es dado de baja por denunciar diversas irregularidades en el servicio. Dentro de ellas estaba el tráfico de drogas. Lo ratifica en una carta que envía a Pinochet el año 1976 agregando la existencia de “una mafia homosexual” en los aparatos de represión. Es amenazado de muerte por Jahn Barrera. A raíz de ello se asila en la embajada de Italia y sale del país. Puede parecer extraño que un negocio radicado en la DINA aparezca también en la SIFA. Pero Jahn Barrera era Coronel FACH: el uso de la droga como mecanismo de financiamiento estaba extendido a todos los servicios secretos.

Hace poco se supo de unas cuentas secretas de la DINA en el Banco de Crédito e Inversiones, las que eran giradas por una misteriosa Dirección Nacional de Rehabilitación (DINAR). El nombre parece una humorada. Con ese dinero se pagó a informantes y agentes tanto nacionales como extranjeros. Entre ellos, a diversos actores de la vida nacional, algunos con cargos de relevancia actualmente.

 

EL ORIGEN DEL SUMINISTRO Y LOS CLIENTES

Desde 1971 Bolivia también tenía su dictador. Era Hugo Banzer, instalado vía golpe, con el apoyo del Movimiento Nacionalista Revolucionario y de la Falange Socialista Boliviana. Una alianza difícil de entender para un neófito. La alianza duró poco: Banzer rápidamente los declaró ilegales, gobernando solo con militares. El año 74 (o quizá antes) ocurren los primeros acercamientos con la DINA. Algunos nombres de esa colaboración: Gonzalo Bilbao (antiguo amante de Luis Gayan), Mauricio Giorgi (italiano fundador de revista neofascista en Buenos Aires) y Yamal Bathich, chileno conocido como el rey de la chatarra. La relación se intensifica con la Operación Cóndor. Ese plan, que algunos chauvinistas de derecha muestran con orgullo (“era dirigida por Chile, cachai”), se inició con una reunión ocurrida en noviembre del 75 en la “Casa de Piedra”, en el Cajón del Maipo, residencia requisada al director del Clarín. Asistieron representantes de todas las dictaduras latinoamericanas. Según vecinos, derivó en una pequeña fiesta. Un auténtico baile del horror. El uso posterior de la casa fue múltiple: hotel de agentes extranjeros de Cóndor, escuela de inteligencia, centro de detención y sobre todo recinto de diversiones de la DINA, lo que incluía la droga entre los suministros.

La relación Pinochet – Banzer fue muy cercana, al punto que la propuesta más seria de mar para Bolivia ocurre en dictadura. Sorprendente, considerando que Pinochet era (es) el representante del nacionalismo chileno. En febrero del 75, ambos personajes se reúnen en la localidad fronteriza de Charaña para cerrar el acuerdo. Esta relación se quiebra, oficialmente, dos años después, con las primeras señales de guerra con Argentina: Banzer había pasado buena parte de su carrera militar en Buenos Aires y ese origen pesó más. Durante Banzer, el tráfico ocurría al ritmo de Klaus Barbie y sus “novios de la muerte”, un grupo de mercenarios reclutados entre nazis y fascistas. Todos Europeos, a excepción del chileno Kay Gevinaer, electricista, que huyó en tiempos de Salvador Allende, por sus relaciones con grupos de ultraderecha.

El 78 Banzer deja el poder, en gran medida por influencia de la DEA. Su sucesor, Juan Pereda tuvo un extraño destino. Duró solo 3 meses en el cargo, colaborando después con la llamada “narcodictadura” de Luis García (1980). Juan Pereda sufrió un extraño destino: el año 2004 es encarcelado por exhibicionismo afuera de una escuela y posterior rapto de una de las alumnas. Cuando se le detuvo su nivel de cocaína estaba por las nubes.

Se sabe de la participación de otros colaboradores en la operación Cóndor. Por ejemplo, los cubanos Luis Posada Carriles, Orlando Boch y sobre todo Guillermo Novo. Este último colaboró directamente con Townley en el atentado a Orlando Letelier. No solo eso: ha sido detenido varias veces con varios kilos de Cocaína. Como tantos personajes de esta trama, los involucrados tuvieron temporadas en Panamá. El año 2000 son condenados por un atentado fracasado a Fidel Castro en ese país. Rápidamente fueron indultados, lo que produjo un impasse entre Cuba y Panamá. Lo interesante del caso es que los tres personajes figuraban dentro del presupuesto de la DINA. Las entregas de droga para los cubanos eran también usuales.

Un hecho claro es que el negocio no era solo la venta directa de Cocaína, sino también la venta de insumos para su fabricación. Específicamente la Acetona y el éter, necesarios para la última etapa de refinación. El lugar de fabricación era el Complejo Químico del Ejercito (actual FAMAE), tarea supervisada directamente por Berríos. Los principales compradores fueron los carteles colombianos.

 

LA PARTICIPACIÓN DE PINOCHET

Ya desde 1974 se vinculaba a Pinochet con el tráfico, información surgida, según el Abogado Eduardo Contreras, en la prensa de Panamá. Figura también el descubrimiento de droga en dos barcos chilenos en USA y de un avión de LAN con destino a Miami. Un personaje interesante: el subsecretario del interior de Pinochet (Montero Marx), con extrañas relaciones con la DEA. Recién el año 80 hay otras alusiones. Vienen por el lado de su hijo mayor.

Hasta fines de la década del 70 Augusto Pinochet Hiriart prácticamente vivía sin destino. A principios de 1980 es enviado al consulado chileno en Los Ángeles, donde realiza operaciones de lavado de dinero y de tráfico (armas y drogas). De esta oscura época, Iván Baramdyka, señala cuando se le consulta por el dinero de ese consulado: “El dinero provenía de operaciones de narcotráfico que ellos habían financiado originalmente a gente de Colombia”. Baramdyka llegó a Chile el año 85, con el apoyo de Federico Silva Pizarro, actualmente uno de los grandes empresarios del rubro pesquero. Figura mucho un misterioso “Sr. Alcalde”, que no ha sido identificado. El trío Pinochet-Alcalde-Silva lavó dólares a destajo en casi toda la década. La parte de Pinochet hijo se depositaba en la cuenta de su esposa María Verónica Molina. Cuando Pinochet Hiriart quiso cubrir un cheque a principios de año 90 (uno de los “pinocheques”) no pudo: su esposa no quiso hacer el traspaso, aburrida de años de maltrato y violencia. La violencia de Pinochet hijo y sus múltiples líos con la justicia tienen varias explicaciones. La droga es una de ellas.

 

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Sobre ricardo chamorro

ricardo chamorroEscritor chileno nacido en Arica, en el extremo norte de Chile, pero criado en el pueblo Máfil (Región de los Ríos, en el extremo sur). Actualmente reside en Santiago, específicamente en el Barrio San Diego. Como un homenaje a su actual barrio mantiene el blog www.eje-san-diego.blogspot.com. Otras actividades de Chamorro son las artes visuales y la música. Respecto de estas actividades mantiene el sitio www.orno.cl. Dentro de las actividades literarias de Chamorro se encuentra la permanente lectura pública de su trabajo en bares y chinganas. Ha publicado los libros Del Año de las vacas flacas (2011) y Cuentos Oligofrénicos (2012), apareciendo también en antologías y sitios web.

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