“Body Double” de Brian De Palma: La superficie de las cosas

La trama es de apariencia sencilla: Jack (Craig Wasson) es un malogrado actor de teatro que, además de enterarse in situ de la infidelidad su pareja, no logra un trabajo estable debido a la claustrofobia que sufre. Mientras audiciona para una obra de teatro, conoce a un hombre que lo invita a vivir por unos días en su penthouse mientras este se va de viaje. Aburrido y contrariado, una noche no resiste la tentación de espiar a una atractiva vecina (Barbara Shelthon) que vive frente a él. La vista llega a ser tan “atrayente” que en los días sucesivos decide seguir observando a la mujer desde su departamento sin saber que será testigo de un sangriento asesinato. De ahí en más se inician una serie de peripecias que incluyen música pop, alucinantes persecuciones, humor, una deslumbrante aparición de Melanie Griffith como estrella de cine porno y un desenlace que trastoca las expectativas que el espectador asumió durante gran parte de la película.

Alusiones evidentes a un cine de carácter corrosivo  e irónico convierten a la película en un constante travelling por situaciones a veces un tanto absurdas y gratuitas pero que, asumidos los pactos de verosimilitud necesarios entre el director y el espectador, consiguen provocar una sensación de haber sido testigos de una expresión plena de comedia y suspenso en un mismo relato visual. Si uno deja de lado el atávico gesto de buscar dobles lecturas, simbolismos varios o implícitos discursos ideológicos culturales y de género, Body Double puede convertirse en una experiencia divertida e incluso alucinante.

Lo anterior no implica que De Palma sea un director superficial. O tal vez lo es pero de un modo que se opone a lo que convencionalmente entendemos por superficial: tal vez las formas que dibuja con su traviesa cámara, las voluptuosidades que elige representar, los fenómenos que decide trazar, son aspectos mucho más reveladores que los cientos y cientos de de películas de tesis que invaden nuestra cartelera y que nos pasan gato por liebre, haciéndonos creer que vemos gran cine por tener aburridos o tediosos argumentos. De muestra un botón: ver hoy Body Double es bastante contundente como alegoría del extraño éxito que tiene el fenómeno de los realities. La delectación atávica que sentimos al fisgonear en la intimidad de los demás, o la necesidad humana de buscar alguna forma de identificación con seres aparentemente similares a nosotros pero expuestos a una situación artificial, incierta y excitante para los televidentes es una lectura absolutamente verosimisil si quisieramos profundizar en el voyerismo rotundo que describen tantos los reality shows como Body Double. La diferencia, claro está, es que De Palma ponía el dedo en la llaga al menos 15 años antes que estos programas fueran siquiera imaginados por algún productor de t.v. Y así uno podría seguir presentando lecturas de la película con la realidad actual. Sin embargo, nunca nos deshacemos de esa primera visión, ese deslumbramiento de imágenes tan deliberadamente seductoras como insustanciales. En este sentido De Palma asentiría alegre si le dijeran que su cine se asemeja a esa enigmática frase de Wilde que dice “It is only shallow people who do not judge by appearances. The mystery of the world is the visible, not the invisible.”

Es verdad que a veces pareciera que todo no es más que una tomadura de pelo, y en otras da la sensación que nos adentramos en un submundo en donde abunda el mal gusto, el humor negro, y la tentación del absurdo artificial tan caro a los 80′. Tambien es cierto que De Palam no escatima tiempo en homenajear sin pudores a Hitchcock: Una mujer es asesinada mientas un hombre la observa desde el departamento de enfrente, ¿The rear window?, no. Un beso en medio de una playa mientras todo lo demás desaparece en un az de ensoñación, ¿Vertigo?, ni de cerca. Es otra película en que De Palma rinde homenaje a su maestro de siempre. Y, aunque muchas veces los remedos sean tibios alcances de lo que pretenden emular, hay ocasiones en que la copia no sale tan mal parada y entrega cierta dignidad visual, y bastante entrentenimiento.Qué importa, el viaje que nos presenta Body Double vale la pena. ¿Se suben?

 

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