Yoko Ogawa: Maravillosa y Perversa, por María José Navia

 

Estoy obsesionada con Yoko Ogawa. Desde que comencé a leerla, al principio con curiosidad y luego compulsivamente, hace un par de meses, que no dejo de recomendársela a medio mundo. Un poco enojada estoy también con el mundo (el mundo de mis amigos lectores, de los periódicos, de los suplementos culturales) que, por alguna razón, no habían puesto a Ogawa antes en mi camino. Pero ya está aquí, y para quedarse.

Ogawa es una escritora japonesa impresionante (en mi panteón literario personal, ha desplazado ya a Haruki Murakami e incluso a la increíble Banana Yoshimoto). Va de lo maravilloso a lo perverso y a lo maravillosamente perverso con una precisión y elegancia que provocan deslumbramiento, admiración y franca envidia también. A su último libro de cuentos, Revenge (me tocó leerlo en inglés, aún no ha sido traducido al español), la crítica lo tildó como “magníficamente macabro”. Once cuentos entrelazados por detalles mínimos, por vibraciones, casi, en los que el horror se instala en lo cotidiano de a poquito hasta convertirse en una presencia apabullante. En uno (“Afternoon at the Bakery”) una mujer espera pacientemente para comprar una torta de cumpleaños. Hasta ahí, todo bien. Luego nos enteramos de que lo que se celebra es el cumpleaños, detenido en el tiempo ya, del hijo muerto de la mujer, quien se asfixiara al quedarse encerrado dentro de un refrigerador mientras jugaba. La historia, terrible, tremenda, (una “patada en la cara”, como diría una de mis amigas), se va revelando de a poquito; el centro o corazón terrible que se esconde bajo capas de prosa perfecta, pero que late y va reverberando en las palabras, volviendo al lector incómodo, conmovido, aterrado. Todo al mismo tiempo. En otro, una mujer contacta a un afamado peletero que confecciona bolsos, para que le haga un bolso para llevar el corazón, que ella lleva expuesto en el pecho, producto de una malformación; en otra, una niña llora por todo lo malo que ha pasado en su vida, encerrada en una bodega de kiwis.

Cuentos raros, fantásticos, pero siempre magníficos.

Después de leer Revenge, corrí a leer The Housekeeper and the Professor, el libro más famoso de la japonesa. Fue traducido al español como La Fórmula Favorita del Profesor y fue también llevado al cine. Aquí la atmósfera es distinta, completamente diferente de la perversión de Revenge. En esta novela, la historia de un profesor de matemática que, producto de un accidente, sólo puede recordar por 80 minutos y su relación con su ama de llaves y su hijo adquieren los ribetes y la atemporalidad de un cuento de hadas, con un lenguaje sencillo pero preciosamente conmovedor. Junot Díaz, cuando leyó esta novela, comentó famosamente que se trataba de una historia de amor, pero no en el sentido típico, no el tipo de amor que esperamos. Un amor que tiene la perfección y la simple belleza de los números, que son la única manera en la que el Profesor puede relacionarse con el mundo.

Lo último que leí de Ogawa (hace unos días solamente) fueron sus tres novellas (novelitas cortas, nouvelles) reunidas en The Diving Pool (en español: La Piscina) y nuevamente la fascinación fue total.   En la primera (que le da el nombre al libro) una chica se obsesiona con un joven que practica clavados en una piscina; ambos viven en un orfanato y ella, que debiera cuidar a los menores de la casa, se encarga de torturar “invisiblemente” a una de las niñas del lugar; en la segunda, una joven escribe un diario para registrar los cambios en la vida de su hermana embarazada. El embarazo se manifiesta como monstruoso desde el principio; la mujer deja de comer y obliga, con sus náuseas, a que todos en la casa empiecen a morir de hambre; luego no puede parar de comer unas extrañas mermeladas que prepara su hermana, todo para llegar a un final concentrado en una sola línea que es una PALIZA (así, con mayúsculas); la tercera cuenta las extrañas desapariciones de unos jóvenes en una residencia de estudiantes custodiada por un hombre sin manos que se va deteriorando con el paso de los días.

Ahora me queda un solo libro de Ogawa por leer, Hotel Iris, y no puedo hacerlo. No hasta que me aseguren que va a publicar algo nuevo. Así de obsesionada, así de no querer que se acabe nunca, así de maestra es Ogawa.

 

 

 

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Acerca de maría jose navia

maría jose naviaMaría José Navia nació el año 1982 en Santiago de Chile. Es Licenciada en Letras Hispánicas por la Pontificia Universidad Católica de Chile, Magíster en Humanidades de NYU y hoy se encuentra realizando un Doctorado en Literatura y Estudios Culturales en la Universidad de Georgetown. El 2010 publicó su primera novela SANT (Incubarte Editores) y sus cuentos han aparecido en variadas antologías (Lenguas, Junta de Vecinas, .CL, entre otras). El 2011 su cuento “Online” resultó ganador del Premio del Público del concurso Cosecha Eñe. El 2012 su cuento “#Mudanzas” resultó finalista del concurso de cuentos PAULA. Actualmente colabora con páginas de literatura en internet como Revista Intemperie, Terminal, Ojo Seco; escribe recomendaciones de libros en su blog www.ticketdecambio.wordpress.com y termina su segunda novela Lost and Found/Objetos Perdidos.

 

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