
Súbitamente mi cuerpo ha perdido, por completo casi, los juveniles vigores. Y tengo veinte años. Aposentado en un camastro que huele a medicina contemplo las constantes idas y venidas de enfermeras, contemplo andar por los pasillos de esta clínica a la muerte, como en su propio reino. Súbitamente me han dejado de interesar las películas, los libros de aventuras, de planes, de risa, de […]
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