
Las piedras crujían bajo los zapatos de goma de Esther. La calle tenía más de dos años con el pavimento a medias. “El estado de México trabaja para ti”, rezaba […]
Leer másLas piedras crujían bajo los zapatos de goma de Esther. La calle tenía más de dos años con el pavimento a medias. “El estado de México trabaja para ti”, rezaba […]
Leer másLiliana, de grandes manos –porque grande era su cuerpo- tomaba, como si fueran píldoras, las semillas de papaya. Decía que le ayudaban a bajar de peso. Vivía en una casa […]
Leer másBien. En realidad, si se mira bien y sin rencores, nadie está abandonando a nadie. Claro. El tiempo es una falla tectónica que corre de lado a lado de ese ecuador que separa la tristeza de los tiempos mejores. Todo avanza siempre; hasta la quietud es un estado transitorio. El corazón es una Pangea que se va rompiendo poco a poco, hasta que quedan sentimientos inconexos, tan distantes entre sí, que es imposible creer que alguna vez fueron lo mismo.
Leer másEn la televisión, los comerciales que había entre un round y otro parecían durar más de un minuto, más de una hora; ya nada, ni los propios peleadores, valía tanto como la publicidad. Pero al parecer, eso, junto con otras tantas cosas, había cambiado en el boxeo desde que su hijo empezó a entrenar a los diez años. Al menos Marco lo recordaba así, que antes todo era más limpio, más dedicado al deporte mismo. Eso era lo malo de volverse profesional y famoso: a la gente se le olvidaba la verdadera esencia del deporte
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