El Oso, por Martin Muñoz Kaiser

El Oso, por Martin Muñoz Kaiser

Su pelo estaba apelmazado, sus ojos no parpadeaban. No había dormido en varios días y tampoco había podido comer. Caminó por la Alameda con la sola idea de despedirse de su familia; tal vez pedir ayuda si lo llegaban a entender, pues no podía hablar; todo lo que salía...