
Esta visión Newton-Cartesiana de la naturaleza como una máquina carente de vida, se hace obsoleta cuando empezamos a descubrir que el fenómeno de la vida en el universo al igual que nosotros mismos, somos algo más que simples máquinas, sino mas bien complejas entidades nacidas de interacciones entre ellas mismas y su adaptación al entorno. Así los seres humanos poseemos emociones, sueños, y lo más relevante aquí: aspectos psíquicos del ser humano tan útiles como lo son nuestras piernas y manos.
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